Buena conversación en pareja

 

Conversar sobre asuntos candentes, en la pareja, suele ser difícil; y más aún, si anteriormente no lo habéis hecho de manera satisfactoria. Por ello, es necesario que seáis cuidadosos en el qué, cómo, cuándo y dónde os comunicáis. Proponemos algunas pautas que, sobretodo, ayudarán a mostrar que hay una buena disposición para el diálogo.

 

1. Elige el momento adecuado para conversar

 

Por la urgencia de nuestro malestar interior, muchas veces, no buscamos el momento adecuado para dialogar con nuestra pareja. Esto nos puede llevar a presionar, a la otra persona, para que nos escuche.

 

Este tipo de insensibilidad, de no poder esperar el momento adecuado, hace que la conversación complique aún las cosas.

 

La molestia o el enojo por algo, nos predispone a descargarnos en la otra persona y, desde luego, no obtenemos algo bueno de ese diálogo.

 

Si nuestro objetivo es arreglar algo y notamos que no hay predisposición para conversar, lo mejor, en ese momento, es dejar el diálogo para después.

 

Para asegurarte que sea un momento adecuado para dialogar, acostúmbrate a proponer a tu pareja: "Quisiera conversar contigo sobre (…) ¿puede ser ahora?". También, disponte a recibir un "Ahora no quiero o no puedo…" y posponer el momento de conversación; la otra persona no puede estar preparada.

 

2. Elige el lugar y el público para la conversación

 

Además del momento adecuado, el lugar también es importante. Delante de otras parejas, frente a nuestros hijos, con nuestros suegros, etc., pueden ser momentos no propicios para conversar temas que tenemos pendientes con nuestra pareja.

 

Dependiendo del tema, puede ser inapropiado, conversar delante de un extraño o, por el contrario, delante de personas que tienen un buen concepto de tu pareja.

 

A veces, los fracasos en anteriores conversaciones y la incapacidad de buscar alternativas de solución, hacen que expongamos, públicamente, esos temas pendientes que están causando malestar en nuestro interior. Si el objetivo es abochornar o avergonzar, seguramente que de esta manera lo conseguiremos; pero, si lo que buscamos es solucionar lo que nos preocupa, busquemos el lugar apropiado para conversar.

 

Un lugar neutral, como una cafetería o mientras caminamos, pueden ser alternativas propicias para tratar un asunto problemático. En muchos casos quedan descartados, por ejemplo: la mesa del almuerzo y la cama matrimonial, pues son lugares de encuentro que están marcados (o deberían estarlo) por buenos recuerdos.

 

Seguramente, esta pauta del lugar apropiado, dependerá de cada pareja. Lo que queremos transmitir es que debemos evitar eso de "aquí te pillo, aquí te mato" o utilizar los lugares comunes de la pareja para forzar a una conversación.

 

3. Aprende a ser espejo en la conversación

 

Un espejo sirve para reflejar una imagen. El espejo nos envía la imagen que nosotros le proveemos.

 

De igual manera, podemos presentarnos frente a nuestra pareja como si fuésemos un espejo, sin ideas preconcebidas, sin prejuicios, y "reflejando" (respondiendo) lo que oímos decir: "Lo que te escucho decir es que...".

 

Si la respuesta no concuerda con nuestra percepción de lo oído, puede deberse a que nuestra pareja no se ha expresado correctamente o que, nosotros, no hemos entendido lo que quería transmitir. En tal caso, hay que volver sobre lo mismo con el fin de comprender correctamente. Cuando lo que "reflejamos" se corresponde con lo dicho por nuestra pareja, estamos transitando el camino hacia la comprensión.

 

Este méto­do de "ser espejo" para la otra persona, nos ayuda a evitar malentendidos, pues nos ase­guramos de haber escuchado lo que el otro ha dicho y no lo que suponemos o las ideas preconcebidas que tenemos sobre el tema.

 

4. Infórmate a través de la conversación

 

Mientras más datos tengamos, más posibilidades de solucionar un asunto tendremos. Por ello, mostremos interés en lo que se nos plantea. Invitemos a nuestra pareja a expresarse, diciendo: "Cuéntame más sobre esto..." o "¿Me lo has dicho todo?" Es una manera de invitar al otro a que no guarde para sí nada de lo que piensa o sien­te respecto del tema que está tocando y, a la vez, ubica a quien está escuchando.

 

Preguntas como: "¿Y eso cuándo fue... dónde... con quién... para qué?" pueden ayudarnos a entender mejor el tema en cuestión y a nuestra pareja. Tratemos de evitar las suposiciones, pues pueden llevarnos a conclusiones equivocadas.

 

5. Di en tus palabras lo que comprendes de la conversación

 

Para evitar, definitivamente, los malenten­didos, podemos hacer propuestas como, por ejemplo: "Déjame ver si lo he entendido...". Y, a continuación, decimos de forma resumida lo que hemos entendido, para des­pués preguntar: "¿Me he dejado algo?". Si el otro suscribe nuestras palabras, no existe la posibilidad de que haya malas interpreta­ciones sobre el tema en cuestión.

 

De igual manera, es importante mostrar que hemos entendido la for­ma de ver el tema y las razones de nuestra pareja. "Entiendo lo que dices, porque desde tu pun­to de vista...". Esto no implica que tengamos que estar de acuerdo con nuestra pareja, pero permite a la otra parte sentirse entendida.

 

6. Empatiza a lo largo de la conversación

 

La empatía se ha definido como la capacidad de "ponernos en los zapatos del otro". Frases como: "Debe haber sido difícil para ti, cuando…" o "Me imagino lo que habrás sufrido con…" ayudan a sentir que la otra persona es correspondida.

 

Si no hemos logrado llegar a un acuerdo en el diálogo, la conversación empática nos ayuda a transmitir que, si bien no estamos de acuerdo, comprendemos por lo que está atravesando nuestra pareja.

 

Esto puede ayudarnos a suspender un acuerdo para más adelante, con la convicción de que vamos bien encaminados, pues nuestra pareja nos ha mostrado empatía.

 

7. Busca soluciones por medio de la conversación

 

La conversación, el diálogo y hasta la discusión, no deberían tener como meta: "ganarle a mi pareja". Si estamos refriéndonos a la conversación en la pareja, damos por sentado que, como pareja tenéis proyectos, ilusiones, sueños que queréis lograr juntos.

 

Las diferencias en la pareja hay que tratar de enfrentarlas juntos, sin importar cuánto aporte cada uno a la solución; lo importante es que estéis juntos en ello.

 

Cuando las diferencias persisten y por más que tratamos de entender la postura del otro, los desacuerdos persisten, habrá que encontrar el "camino del medio". Preguntarnos: "¿Qué podemos hacer entre los dos al res­pecto?" "Sin que gane yo, ni ganes tú, ¿qué sería lo mejor para el bien de nuestra relación?".

 

 

Piensa en la última conversación que tuviste con tu pareja y pregúntate: ¿Podría haber sino mejor si hubiera incluido algunas de estas pautas? ¿Cuáles?

 

No será imprescindible que utilices todos estos puntos en cada conversación, pero sí te servirán para preguntarte en cómo mejorar tu actitud en las conversaciones.

 

También puedes preguntarte: ¿Cuáles de estas claves me resultan difíciles de practicar? ¿Por qué?

 

Estas pautas buscan que cada cual tenga una buena actitud en la conversación con su pareja; no sólo ayudan a dialogar más efectivamente, evitando las tensas discusiones, sino que colaborarán a consolidar la relación.

 

 

Si tienes alguna consulta, pincha aquí

El Equipo de Pastoral de la sexualidad

 

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